Álbum fotográfico

Como todos los años desde hace trece, en el departamento de lengua nos hemos lanzado a preparar un recital literario con el que queremos acercar la literatura a nuestros alumnos y compañeros. El espíritu que nos lleva a embarcarnos en esta aventura sigue siendo el mismo que alentó la primera edición: poner un poco de poesía en nuestras vidas y conseguir que todos los alumnos, desde los que llegan por primera vez al Centro como los que ya lo van a dejar, se impliquen en una tarea común en la que tienen cabida todas las voces.

Cada año la propuesta gira en torno a un tema que vertebra los textos y da unidad a un conjunto, por otra parte, muy heterogéneo. Autores de todo signo y condición, épocas diversas, textos diferentes, voces nuevas y antiguas, se mezclan en una puesta en escena en la que chicas y chicos (este año superamos los 100 participantes) dan lo mejor de sí mismos y nos ofrecen el resultado de un trabajo que les lleva tiempo preparar. Tiempo que quitan de sus recreos u otras ocupaciones. Y es precisamente el tiempo el tema sobre el que gira el recital este año, cuando se cumple un siglo de la desaparición del autor de una de las obras cumbre de la literatura. 

En 1913, Marcel Proust nos envió en busca del tiempo perdido, y ahora nosotros, desde este rincón de Las Fuentes, nos hemos propuesto ir a buscarlo a través de las caras que presenta. El tiempo no para. Pasa y esa es su costumbre, y este hecho ha permitido reflexionar sobre él en todo momento, y no siempre con el mismo ánimo. A veces, los autores nos han incitado a gozarlo, a disfrutar de él; otras nos han hecho patente que su paso trae aparejada la muerte; a veces querríamos que se detuviera y otras que se apresurara. Por eso, la obra está estructurada en varias partes, en cada una de las cuales se contempla el tiempo de una manera: feliz, gozoso y lleno de promesas; lento y de espera, trágico y final… 

Sea como sea, lo que es evidente es que, de alguna forma, todo es tiempo y, por eso, os pedimos un poco del vuestro para disfrutar de la magia de la palabra.