El Día de la Paz y Minotauro ciego guiado por una niña en la noche de Picasso
Queremos celebrar el Día de la Paz mostrando una de las obras grabadas más hermosas y sugerentes de Picasso. Se trata de una aguatinta realizada en noviembre de 1934, que se caracteriza por un potente claroscuro obtenido gracias a una mordida prolongada y profunda, donde las luces se obtienen, sobre todo, mediante bruñidos y rascados. Esta particularidad técnica acerca la obra a la manera negra.
El tema que representa es el del minotauro, criatura mitológica con la que parece identificarse el propio artista, que se erige en símbolo del impulso instintivo, irracional y violento. En esta ocasión se nos presenta ciego y desvalido, apoyado en un bastón y conducido por una niña que sostiene una paloma blanca y en la que reconocemos el rostro cubista de su musa Marie-Thérèse. Frente a estos personajes observamos a un joven marinero, en actitud reflexiva, así como a dos pescadores, postergados y en una embarcación, arriando las velas y recogiendo la red respectivamente. Los personajes se sitúan en un puerto bajo un cielo estrellado que alumbra la escena.
A la misma cronología pertenecen, al menos, otras tres obras que tratan el mismo tema abiertas al aguafuerte y buril, que presentan una factura muy innovadora (Picasso incorpora al lenguaje gráfico los errores del principiante al abordar por primera vez la técnica de incisión indirecta).
La estampa pertenece a la llamada Suite Vollard compuesta por noventa y siete cobres seleccionados por el propio Picasso, que habían sido grabados en seis años, entre septiembre de 1930 y junio de 1936. El título ha hecho creer erróneamente que toda la serie fue encargada por Ambroise Vollard, marchante que ya había adquirido obras del período azul y rosa y se convertiría en importante editor de su obra gráfica. Esta larga y heterogénea serie puede clasificarse en dos grupos predominantes: “El escultor en su estudio” y “El minotauro”, a los que se añadieron los retratos del marchante para redondear el número y ofrecer una colección de cien estampas. Al examinar la serie observamos grabados de línea pura, así como estampas que presentan líneas de contorno junto a detalles elaborados con sabias combinaciones de trazos que recuerdan pruebas de estado de Rembrandt, quien aparece también como protagonista de algunos grabados.
La imagen que reproducimos es un dibujo de nuestro alumno Costantin Cirstea, un ejercicio de proporción y claroscuro, encomendado con el propósito de familiarizar al copista con la libertad representativa de Picasso. Sirva también el tema que recoge el mito griego de homenaje al profesor Jesús Ferrer que tantos ovillos de hilo ha prestado durante estos años para salir del laberinto.