Inauguramos una nueva exposición digital que recoge obras de algunos de nuestros jóvenes artistas que han interpretado Los tres músicos de Picasso, óleo pintado en 1921 que se expone en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Forma pareja con otra pintura del mismo tema ejecutada también el mismo año, aunque perteneciente al Museo de Arte de Filadelfia. En palabras de Fiorella Minervino "es la obra maestra del cubismo sintético, la obra que suma y condensa la trayectoria de creación, innovaciones y experiencias personales que absorben a Picasso en el periodo cubista". Ambas obras se caracterizan por el esquematismo de las formas, el predominio de las grandes superficies y el uso de una paleta más rica con presencia de tonos puros.

Sobresale la armónica distribución de marrones, rojos, amarillos y azules que proporciona a las pinturas un aspecto dinámico, así como el tratamiento de algunos planos sugiriendo texturas, que guarda una relación estrecha con otras obras cubistas de ese periodo, en las que Picasso incorpora la técnica del papier collé.

En la pintura del Museo de Arte Moderno de Nueva York reconocemos personajes de la Comedia del Arte: Arlequín en el centro de la composición tocando la guitarra, flanqueado por Polichinela, quien sujeta un oboe o clarinete y tiene un perro bajo sus pies, y un enigmático fraile que muestra una partitura y parece cubrir su rostro con una máscara africana.

Sobre esta obra nuestros alumnos han realizado diferentes versiones (una concepción de la creación plástica bastante frecuente en la historia del arte moderno), empleando el collage al igual que Picasso y otros autores de las Vanguardias, que se suman a las hermosas imágenes de algunos compañeros realizadas en los últimos años y que hemos mostrado al proponer este trabajo. Recordemos los nombres de Eduardo Carruez, Paula Solans, Raquel Valej, Alejandra Vicente y Andrés Villoria.

A la hora de seleccionar, recortar y combinar texturas visuales establecemos unas reglas a modo de juego, aplicadas con cierto rigor y que, en la fase inicial del trabajo, se pueden alterar dependiendo de los hallazgos inesperados y de las azarosas combinaciones que sugiere o permite el material disponible.

Fijamos, eso sí, unas pautas comunes relativas a la composición, repartiendo el peso visual de formas y colores, buscando o descubriendo la relación intrínseca de las formas, los ritmos internos y las resonancias entre los elementos que interviene en la nueva obra.

A modo de ejemplo, proponemos dividir el formato en cuatro partes y convertir la pintura en un parchís, seleccionando una variedad de rojos, amarillos, azules y verdes. En la misma línea, apostamos por una gran varidad cromática con predominio de algunos tonos.

Inspirados en la pintura tenebrista de algunos artistas barrocos, buscamos fuertes contrastes de luces y sombras, con predominio de marrones, ocres y rojos. Incorporamos un tratamiento claroscurista en el que las sombras arrojadas también están presentes y convierten el fondo en escenario donde se recortan y adelantan las figuras. Al ilusionismo espacial contribuye, además, el tratamiento del pavimento, seleccionando elementos y motivos que varían de tamaño o forman líneas oblicuas paralelas o convergentes.

Preferimos, por el contrario, tonalidades pastel que delimitamos con líneas de lápiz para realzar las figuras. Trabajamos por armonías cromáticas, por gamas frías o calientes o por contrastes de complementarios. No debemos olvidarnos del uso de pardos y grises, animados por notas más vivas de color y de los que guardamos buenos modelos procedentes de cursos anteriores.
Seleccionamos y agrupamos diferentes calidades de materiales: plásticos y metales de acusados brillos, maderas, muros de mampostería y hormigón, paredes encaladas, enlucidos y estucos, tejidos de seda, algodón y lino, pieles de animales, cortezas, pétalos, y hojas, entre otros elementos naturales.

Combinamos superficies volumétricas con otras planas. Añadimos ojos de personas o animales. Sustituimos los ojos por botones, remaches de cabeza redonda y otros objetos circulares con relieve. Reconstruimos rostros a la manera cubista, pegando orejas, narices y bocas tomadas desde diversos puntos.

El resultado es un amplio, sorprendente y heterogéneo conjunto de obras, entre las que se vislumbran personalidades artísticas muy definidas y especialmente sensibles. Al elenco de artistas que ya habían abordado el tema hemos de agregar los nombres de Cristina Baciu, Kaissa Bouthar, Noelia Esteban, Ariana Ferruz, Alba García, Hugo Gracia, Elena Haro, Izarbe Jariod, Álvaro Lanuza, Lashuana Mavakala, Alejandra Pérez (emparentada artísticamente con Archimboldo), Alexandra Serban o Artem Vediushenko.
Nuestra felicitación por entrar en este juego, sin duda, de largo recorrido.