La garza de Hokusai, la vaca de Theo Van Doesburg y el ilustrador Alberto Gamón
Una aportación destacable al conocimiento y divulgación del arte japonés es el libro titulado Katsushika Hokusai. Manual de Dibujo abreviado (Sans Soleil Ediciones, 2018). Se trata de un facsímil de la primera cartilla para aprender a dibujar del maestro nipón, publicada en 1812, que cuenta con un ameno prólogo y concienzudos comentarios de las láminas escritos por David Almazán (profesor de Arte de Asia Oriental en la Universidad de Zaragoza), quien también se ha hecho cargo de la cuidada edición. En sus páginas se sucede un amplio repertorio de motivos habituales del arte nipón, mostrando el dibujo definitivo y su estado inicial, de aspecto esquemático y reducido a formas geométricas, que permite a incipientes dibujantes percibir con mayor claridad las formas y calcular sus proporciones, procedimiento bastante común en este tipo de manuales.
Esta vocación didáctica de Hokusai no deja de sorprendernos y viene a enriquecer una trayectoria artística dedicada al ukiyo-e («escenas del mundo flotante» o del mundo de las diversiones en palabras de David Almazán) que abarca diversos géneros (retratos de actores del teatro kabuki, de geishas y otras mujeres hermosas, representaciones de flores y pájaros, paisajes famosos…), destacando sus Treinta y seis vistas del Monte Fuji (1826-1833), serie en la que se incluye La gran ola de Kanagawa, sin duda su obra más conocida y emblema de la cultura nipona.
Al observar las composiciones geométricas, resulta inevitable establecer un nuevo vínculo con las primeras vanguardias del siglo XX que proponían una figuración alternativa como el Cubismo, o con artistas adscritos al Constructivismo (por ejemplo Popova o Rodchenko), amén de la ya conocida relación entre la estampa japonesa y los artistas del impresionismo y postimpresionismo. Esta depuración de las formas, propugnada ya por Cèzanne, encuentra su máxima expresión en la famosa vaca de Theo Van Doesburg, quien partiendo de un boceto de aspecto mimético, transformaba el modelo hasta llegar a una abstración de formas ortogonales (mención tomada de Alejandro Ratia al tratar y presentar el libro de Hokusai en Heraldo de Aragón).
Todas estas láminas resultan inspiradoras para nuestra actividad docente, dejando a un lado la figuración realista tamizada por la mirada de Hokusai, que nos permiten abordar ejercicios de tangencias y enlaces, triángulos, cuadrilateros, polígonos regulares, óvalos y ovoides… y asomarnos, al mismo tiempo, al arte de las primeras vanguardías y al arte japonés, tan bien representado en el Museo de Zaragoza gracias al legado de don Federico Torralba.
Un primer trabajo ha sido la reproducción de una garza en vuelo compuesta por rombos, aplicando una escala gráfica, que nuestros pequeños-grandes artistas han pintado y ornado libremente. Destacaremos los hermosos diseños de Federica Aflorei, Victor Alaver, Cristina Baciu, Izarbe Jariod, Alexandra Serbán, Lucía Valiente, Alicia Villoria y Wu Hao.
Como complemento informativo, conectando con nuestro tiempo y ciudad, hemos de mencionar la obra del ilustrador Alberto Gamón, quien ha optado por una figuración esquemática con tendencia a las relaciones ortogonales. Sus llamadas “gamonadas” merecen nuestra atención como ejemplo de talento que enlaza con una tradición pictórica renovadora.